Algodoncillo del Olivo
Algodoncillo del Olivo

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DESCRIPCIÓN

El adulto, un psílido de color verdoso, de unos 2-3 mm, con las alas replegadas en tejadillo cuando está en reposo. Los huevos son de forma elíptica, ligeramente pedunculados, de unos 0,3 mm y de color blanquecino que va virando al amarillo anaranjado.
Las ninfas son globosas, llegando a medir algo más de 1 mm. A lo largo de este estado realizan 5 mudas, en las que se van desarrollando progresivamente los muñones alares. Su color inicial es amarillento virando a pardo, pero no son fáciles de ver por estar recubiertas de una sustancia algodonosa, cérea, de color blanquecino, de la que reciben el nombre común. Es segregada durante el estado larvario mediante unas glándulas anales.

Algodoncillo Euphyllura olivina
Algodoncillo Euphyllura olivina

CICLO BIOLOGICO

Los adultos invernan refugiados en la base de las ramitas y yemas axilares. Al inicio de la primavera, coincidiendo con la brotación del olivo, comienza la actividad de este insecto. Las hembras depositan los huevos en los brotes en crecimiento. Las ninfas que de ellos nacen se alimentan succionando la savia elaborada y al ir emitiendo los filamentos sedosos forman densas colonias. Esta generación dura alrededor de un mes.
A continuación se desarrolla una segunda generación, sobre todo en las inflorescencias, aunque ambas generaciones es frecuente que se solapen.
Los adultos resultantes entran en reposo estival, del que salen al comienzo del otoño para desarrollar una tercera generación de menor entidad que a menudo pasa desapercibida.

DAÑOS

Los daños directos que producen suelen ser muy reducidos, debiéndose a la succión de la savia. Cuando las poblaciones son muy altas el desarrollo de los brotes se puede ver reducido y en el caso de ataque a las inflorescencias pueden producirse abortos florales.
Como en la mayoría de los homópteros existe un daño indirecto debido a la melaza que producen y a la negrilla que sobre ella se asienta, reduciendo la fotosíntesis y manchando el fruto.

ESTRATEGIA DE LUCHA

La necesidad de intervenir es muy poco probable. Los síntomas son más alarmantes que preocupantes. Se precisa una densidad de más de 8 formas vivas por inflorescencias para que el control esté justificado.
El momento de tratamiento, en su caso, sería el estado D, al inicio de la floración, y los productos recomendados los organofosforados.
La climatología parece ser muy limitante, asociándose las poblaciones más elevadas a los años de primavera seca.
En caso de recurrir a los tratamientos químicos, se utilizarán las materias activas autorizadas.