DESCRIPCIÓN
El caparazón de los adultos presenta una característica forma de mejillón, con el extremo posterior redondeado. Mide 2-3 mm de largo, siendo de color pardo rojizo, algunas veces brillante pero otras opaco, mimetizándose con la corteza del olivo. Si se le da la vuelta se aprecia un tenue velo ventral. El cuerpo de la hembra es blanco amarillento. Los machos son de menor tamaño y evolucionan finalmente a adultos alados. Los huevos son ovalados, blanquecinos y brillantes, encontrándose en número de 40-60, bajo el caparazón de las hembras. Las ninfas que nacen de ellos son de color blanquecino y forma elíptica alargada.
CICLO BIOLÓGICO
En nuestra zona pasa el invierno como huevos dentro del caparazón de las hembras. A comienzos de la primavera, marzo-abril, se produce la eclosión de la primera generación de larvitas. Son individuos de movimiento relativamente rápido que se fijan al cabo de un periodo variable, de pocas horas a 2 días. A partir de ese momento las patas se atrofian, finalizando la posibilidad de desplazamiento. Una vez fijadas adoptan un aspecto algo algodonoso que en uno o dos días da lugar al inicio del caparazón.La eclosión de las larvas de la segunda generación se produce en junio-julio, habiendo aún una tercera que eclosiona en agosto-septiembre. Los periodos de eclosión son en todos los casos muy concentrados.
DAÑOS
Como en otros géneros de la familia de los diaspinos no producen melaza, siendo sus daños consecuencia de su alimentación chupadora. Aunque los machos suelen encontrarse en las hojas, esta cochinilla se localiza preferentemente en las ramas, a menudo formando colonias muy densas de caparazones superpuestos. Sólo cuando las condiciones son muy favorables pueden alcanzar niveles preocupantes. El daño se traduce en el decaimiento e incluso muerte tanto de ramitas como de ramas más gruesas. No es muy frecuente que ataque al fruto, aunque puede ocurrir, lo que se traduciría en una depreciación en el caso de la aceituna de mesa.
ESTRATEGIA DE LUCHA
Es una cochinilla muy sensible a ciertas condiciones ambientales como la baja humedad y la elevada temperatura. Se han constatado en nuestra zona mortandades del 99% al coincidir la emergencia de larvas neonatas con humedades relativas del 10-20%. Una poda que permita una buena aireación es por tanto una medida complementaria de control. De entre sus abundantes enemigos naturales, en nuestra zona el más habitual es el parásito Aphitis mytilaspidis responsable de la muerte de un 10-20% de cochinillas. Más interesantes parecen los ácaros del género Hemisarcoptes sp. predadores de los diferentes estados de desarrollo de la serpeta. Su papel pasa a menudo desapercibido, pero se pone de manifiesto cuando desaparecen como consecuencia de una práctica fitosanitaria inadecuada.
La necesidad de tener que intervenir químicamente es poco probable. Sólo en casos puntuales se producen explosiones de población, en cuyo caso es recomendable analizar los posibles motivos. El momento de tratamiento sería en los periodos, muy breves, de máximo avivamiento por lo que es preciso estar muy atentos. El control de la segunda generación suele coincidir con el de la mosca, así como el de la tercera con los tratamientos contra repilo.
En caso de recurrir a los tratamientos químicos, se utilizarán las materias activas autorizadas.